Una mañana completa que comenzó por un paseo por la ribera del Tajo. Un muro natural que protegió a Toledo de múltiples invasiones y asedios.
Un barquero nos cruzó a la otra orilla del rio. Ascendimos hasta la ermita ( sin hache ) de la Virgen del Valle. Desde allí la panorámica de Toledo es impresionante. El ocre de sus edificios es el color predominante. Sobresalen sobre todos, la Catedral, El Alcázar, San Juan de los Reyes....
Sentimos entre nosotros las tres culturas: Arabe, judía y cristiana.
Pasamos por la mezquita de el Cristo de la Luz construida sobre una calzada romana que últimamente ha visto la luz.
Caminamos bajo los cobertizos, El Entierro de Conde Orgaz pudimos contemplarlo en la Iglesia de Santo Tomé. Mas tarde caminamos por la calles donde Dominicus Teotocópulis paseó hasta llegar a la Sinagoga del Tránsito, para refrescarnos entre sus muros.
Los estómagos nos avisaban que sin tardar mucho deberíamos alimentarlos.
Que lujo tonarse una cerveza después de una larga jornada de camino.