domingo, 2 de febrero de 2014

Diario de a bordo de la nave del tiempo "Grupo 85"

Diario de a bordo de la nave del tiempo "Grupo 85"


25 de Enero de 2014, de nuestra era.

El Almirante Pablo Gómez, al mando de la nave, junto con los Comandantes Alicia y Miguel, enrolaron a su tripulación, personas de gran valía y experiencia probada. El rol, se componía de las siguientes personas: Raúl, Pedro Ríos, Santiago, Dani, Pacobis, Jesús y Veri. Con la responsabilidad de no aburrir a los pasajeros del tiempo: Cani, Mª Ángeles, Ángeles, Tere, Pilar y Javier. Toda la dotación, una vez firmado el enganche, con un fuerte abrazo, se dispuso a navegar por las trochas espaciales del tiempo.
La primera etapa, se culminó con una enorme subida, casi a los extremos de la galaxia exterior, por una escalera interminable, encontrándonos con un agasajo que ni el mejor de los recuerdos, podía superar: la pañoleta identificativa de nuestro grupo. El que da nombre a esta nave del recuerdo. Los colores azul y naranja, con el blanco de la flor de lis y la fecha de este día.
El siguiente destino, al que nos llevaron las coordenadas intergalácticas, fue a reubicarnos a todos los tripulantes y pasajeros en el tiempo. Situarnos en el momento, pues ya sabíamos que, aunque siendo de la misma confederación, habíamos navegado en naves distintas. ¿Peralejos? ¿Orea? ¿primer campamento de Peralejos?¿último de Orea? ¿Cómo se llamaba ese chico…? ¿Y aquél otro? Fotos casi añejas y mancilladas por tanto ajetreo sideral y una "en color", que ponía en evidencia la juventud que atesorábamos y desconocíamos.
Después, tripulantes, pasajeros y el personal de intendencia (muy bien orquestados e instruidos por Santi) regresamos al tiempo actual, con unas viandas, nada deshidratadas, nada concentradas, si no totalmente ad-hoc; almacenar energía (por ser suave) para posibles carencias futuras (que no se prevén). Algunos, más saturado que otros, ya que las orejas, se negaban a que nada saliera por ellas.
En la ruta, Pacobis, tuvo que abandonar la nave, para dirigirse con su monoplaza cósmico a un planeta del extrarradio contrario a la galaxia que navegábamos, con órdenes laborales, cuyas instrucciones eran personales e intransferibles.
Los demás, acomodados en la sala central de mando, con la pantalla gigante de los recuerdos, nos fuimos manejando entre risas y bromas, como siempre. Ninguno se mareó por los vaivenes de la evocación, ni por no poder recordar lo suficiente; a pesar de llevar trajes de plexiglás espaciales, en los bolsillos, se nos quedaron muchos otros recuerdos, que tendremos que poner en el proyector de las memorias.
Pero eso sí, trataremos de poner muchas más butacas, ya que esta nave nodriza, tiene mucho más aforo.
Perfilamos un nuevo rumbo, sin destino, para que por el camino, podamos ir haciendo escalas y más escalas, y recoger a cuantos más mejor.
Buena travesía, buena caza
Veri Sobrino





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